En nuestro artículo anterior explicamos la diferencia entre la gestión por OKRs y la gestión del día a día (BAU). En este artículo hablaremos sobre una confusión recurrente entre OKRs y KPIs.
Los KPIs son indicadores clave de rendimiento de nuestra organización. Son los semáforos que nos alertan si hay algo fuera de rango que pueda tener impacto en nuestro negocio.
Es natural tender a confundirlos con OKRs porque ambos reflejan los resultados que se desean obtener, pero en contextos muy diferentes.
Para entender la diferencia, encontramos que puede ser útil usar la metáfora del cuerpo de una persona.
Cada uno de nosotros tiene objetivos que quiere lograr en su vida. Esos objetivos nos van a entregar resultados que buscamos, que pueden ser de distinta naturaleza, como bienestar, felicidad, seguridad, un logro particular, etc.
Cuando nos proponemos un objetivo como persona de alcanzar un estado de bienestar superior, podemos expresarlo como un OKR, es decir, un objetivo cualitativo con un resultado clave que demuestra si lo alcancé.
Pero para poder cumplir ese objetivo personal, tengo que estar sano. No puedo lograr una meta personal si estoy enfermo, ya que esa condición limitaría mi capacidad de cumplir mi meta. En el ámbito personal, nuestra salud tiene KPIs bien claros. Tenemos que tener un colesterol bajo 200 mg, una presión entre 60 y 120, un IMC menor de 30, etc. Existen muchos indicadores claves para medir si nuestro cuerpo está saludable o no.
Por lo tanto, si quiero lograr un objetivo de vida (OKR), necesito monitorear también mis indicadores de salud (KPIs) porque si alguno está desajustado, pongo en riesgo alcanzar mis metas.
La confusión recurrente en el mundo de los OKRs es que muchas veces nuestro problema se centra en que tenemos un KPI muy mal y necesitamos proponernos un objetivo para mejorarlo. En ese caso, un KPI se puede convertir en un OKR por un período para volverlo a un estado razonable. Siguiendo la metáfora anterior, si nos encontramos con sobrepeso y mi objetivo de vida era correr una maratón, claramente tengo que hacer algo al respecto para llegar a un peso apropiado para poder cumplir mi objetivo.
En ese caso, un KPI podría convertirse en el resultado clave de un objetivo de bajar de peso por un tiempo, para poder lograr el objetivo superior de correr la maratón.
En resumen. Los KPIs son muy importantes para revisar permanentemente la salud de mi negocio y si alguno está en riesgo, tengo que hacer algo para mejorarlo, pero en la mayoría de las veces, esas acciones están en el contexto del BAU más que de la estrategia.
Los OKRs por otro lado, son los objetivos que nos proponemos para alcanzar un estado futuro deseado para nuestra compañía y para alcanzarlos tenemos que tener una organización sana con sus KPIs en orden.
Un KPI refleja cómo estás, un resultado clave (OKR) refleja dónde estás.
Como consultora de estrategia, expertos en innovación y procesos de transformación, recomendamos revisar con cuidado cuando un KPI se coloca dentro de un OKR. No es algo incorrecto en sí mismo, pero tiene que ser consistente con la estrategia de largo plazo que quiere la compañía.
Por ejemplo. Si para el desarrollo futuro de la compañía, es clave tener una organización con un excelente nivel de servicio al cliente, un KPI como tiempo de respuesta promedio a cliente tiene que estar en un rango de excelencia. Si ese valor hoy está por debajo de lo aceptable, se puede definir un OKR para trabajar iniciativas que muevan ese KPI al valor esperado.
Objetivo:
Mejorar la atención al cliente
Resultado clave:
Tiempo de respuesta promedio cae de 48 a 30 minutos
Una vez que se cumpla el OKR, este objetivo vuelve a ser un KPI de seguimiento regular de la empresa.
––
En The Canvas Group te podemos ayudar a ejecutar y diseñar efectivamente tus OKRs y KPIs. No dejes de revisar nuestras publicaciones en las que explicamos más de esta metodología o si te interesa conocer más detalles sobre nuestro plan OKR by Canvas no dejes de visitar nuestra página, te invitamos a contactarnos para un demo o workshop OKR.