Es muy difícil pensar que alguna esfera de la sociedad a la que pertenecemos, no se haya visto afectada por el escenario histórico y sin precedentes provocado por la pandemia del Covid- 19, que por más de un año nos ha estado acompañado. Si bien, este nuevo contexto ha sacudido a las organizaciones, generando una revolución al interior de ellas y presionándolas a desplegar respuestas rápidas y soluciones concretas ante los inminentes cambios, también ha brindado una oportunidad para evaluar nuevos procesos, sistemas y estrategias que les permitan una continuidad comercial y operacional. A esta situación se le ha sumado además el confinamiento, la adaptación al teletrabajo y la modificación de la conducta de los consumidores, lo que ha ocasionado una aceleración hacia la transformación digital, posicionándose en el centro de las estrategias de negocios. Volver a operar en esta nueva realidad además enfrentando una crisis mundial, invita a las organizaciones a analizar su situación y considerar herramientas que puede brindar la innovación.
¿Qué es la innovación?
En nuestra publicación de febrero, te contamos un poco sobre la década de la innovación social y los cambios que los expertos en la materia prospectan para el futuro, y cómo asimismo la innovación puede tomar un papel principal en ámbitos como el trabajo, el liderazgo, la sustentabilidad y las nuevas oportunidades.
Sin embargo, ¿qué entendemos finalmente por innovación? Son muchas las definiciones que podemos encontrar, pero cuando nos referimos a la innovación corporativa o empresarial, estamos hablando de procesos que modifican ideas o protocolos existentes, incorporándoles alguna mejora o creando nuevos elementos que impacten de manera positiva en el mercado.
En resumen, nuestra definición es la siguiente:
En este sentido, los cambios y criterios para innovar están estrechamente relacionados con el conocimiento del mercado, de los productos y de las necesidades de los consumidores y a partir de esa información, es posible evaluar la madurez de la organización para innovar y el potencial portafolio de proyectos de innovación que puede diseñar y desarrollar.
¿En qué áreas es posible innovar?
La idea de innovar y de atreverse a recorrer un camino que nos lleve a alcanzar una deseada meta, permite que el portafolio de proyectos de innovación, puedan desarrollarse en distintas áreas y expandirse a fines que van más allá de lo meramente comercial.
Organización: la innovación se puede aplicar ya sea en la gestión, relaciones internas y externas, tareas o planificaciones con el fin de mejorar la relación y comunicación entre los mismos trabajadores, proveedores o clientes.
Oferta de Valor: es tal vez el campo donde más se apueste por nuevas ideas, pues se plasma la ilusión de introducir al mercado productos o servicios revolucionarios, que sorprendan a los clientes y glorifiquen la marca. La innovación en el entendimiento, diseño y configuración de la oferta de valor es lo que nos permitirá crear elementos llamativos para los consumidores.
Canales de Comunicación: aspectos importantes como los puntos de contacto, donde los estudios e investigaciones nos muestran lo vital de la observación para entender los comportamientos y acciones de nuestro segmento. Solo a través de la innovación nos mantendremos vigentes, logrando capturar la atención de los consumidores e invitándolos a conocer nuestra oferta.
Innovación en Tecnologías: por otra parte, atreverse con iniciativas en tecnología también puede aportar un valor especial a la organización, ya sea en la implementación de nuevas técnicas o en algún aspecto novedoso que proporcione un elemento distintivo y nos lleve a obtener mejores resultados.
Ahora, si bien planteamos algunas áreas en las que se puede innovar, es necesario también destacar que en la innovación intervienen elementos mucho más complejos que solo la creatividad o la inspiración. Tener una metodología sólida es probablemente la base para atreverse a ejecutar cambios o mejoras, pero alcanzar el objetivo también significa arriesgarse a recorrer un camino desconocido y con mucha incertidumbre; en el cual una cultura innovadora nos vendrá de mucha ayuda.
Creando culturas innovadoras
Varias son las razones que pueden impulsar a una organización a querer navegar por el área de la innovación, lo que implica que dentro de esta deba fomentarse una cultura, donde se apoye y se considere como un factor importante para aprender y crecer.
Las organizaciones con culturas innovadoras comparten muchos comportamientos al momento de poner en marcha sus ideas; sin embargo, expertos en la materia destacan algunos elementos importantes que deben ser considerados al momento de innovar.
En el artículo “The Hard Truth About Innovative Cultures”, publicado en febrero de 2019 en la revista Harvard Business Review y escrito por Gary P. Pisano, se mencionan cinco aspectos importantes para tener en cuenta dentro una organización, y crear una cultura de innovación exitosa:
Tolerancia al fracaso, pero no tolerancia a la incompetencia La innovación exitosa depende de proporcionar un entorno donde haya tolerancia al fracaso y voluntad de experimentar, lo que implica la exploración de terrenos inciertos y desconocidos; no obstante, esto no significa ser tolerante a la incompetencia. Es necesario establecer estándares de rendimiento altos para quienes se encuentran llevando a cabo la innovación, y es que se hace indispensable reclutar a los mejores talentos, aun cuando la exploración de las ideas sea riesgosa y terminen fracasando, lo que incluso es valorado considerando que se adquiere un aprendizaje, pero las habilidades técnicas mediocres, el pensamiento descuidado, los malos hábitos de trabajo y la mala gestión no tienen cabida en este proceso.
Disposición a experimentar, pero con disciplina Las organizaciones que adoptan el desarrollo de experimentación se sienten cómodas con la incertidumbre y la ambigüedad, ya que experimentan para aprender en lugar de producir un producto o servicio inmediatamente comercializable. Ahora bien, las culturas innovadoras orientadas a la disciplina seleccionan cuidadosamente los experimentos sobre la base de su potencial valor de aprendizaje, diseñándolos rigurosamente para obtener la mayor cantidad de información posible en relación con los costos y estableciendo criterios claros desde el principio para decidir si avanzar, modificar o eliminar una idea. La experimentación disciplinada es un acto de equilibrio, puesto que se requieren juicios científicos y empresariales para determinar qué ideas avanzar, cuáles reformular y cuáles eliminar.
Brutalmente franco, pero psicológicamente seguro La seguridad psicológica es un clima organizacional en el que las personas sienten que pueden hablar de forma veraz y abiertamente sobre los problemas sin temor a represalias. En este sentido, los entornos psicológicamente seguros no solo ayudan a las organizaciones a evitar errores catastróficos, sino que también apoyan el aprendizaje y la innovación. Esta libertad de expresar nuestros pensamientos implica también una bidireccionalidad, pues si estamos dispuestos a criticar ideas de otras personas, también debemos recibirlas sin importar las jerarquías. Aquí la franqueza es una carta fundamental para la innovación, porque es el medio por el que las ideas evolucionan y mejoran, pero sin dejar de lado un aspecto tan importante como es el respeto.
Colaboración, pero con responsabilidad individual Los sistemas de innovación necesitan información, aportes e integración de parte de una amplia gama de colaboradores, quienes suelen tener un sentido de responsabilidad colectiva. No obstante, la colaboración se confunde con consenso y esto es un detractor para la toma de decisiones. Es por esto que una persona tiene que tomar una decisión y hacerse responsable de ella. De esta manera, nace una cultura de rendición de cuentas, en la que se espera que los individuos tomen decisiones y sean dueños de las consecuencias.
Liderazgo horizontal, pero fuerte Las organizaciones culturalmente planas pueden responder más rápidamente al cambio, ya que la toma de decisiones está descentralizada y está más cerca de las fuentes de información pertinente. Asimismo, tienden a generar una diversidad de ideas más rica que las jerárquicas, porque aprovechan los conocimientos, la experiencia y las perspectivas de una comunidad más amplia de colaboradores. Es necesario también aclarar que la falta de jerarquía no significa falta de liderazgo, puesto que las organizaciones planas requieren un liderazgo más fuerte que las jerárquicas. Para las personas, la horizontalidad les exige desarrollar sus propias capacidades de liderazgo fuertes y sentirse cómodos con tomar medidas y ser responsable de sus decisiones.
Conclusiones
Hoy en día debemos ser conscientes del contexto altamente dinámico y cambiante en el cual nos encontramos. Sin importar el plano en cual nos desenvolvamos, el aumento de la competitividad es una realidad que no podemos ignorar si es que queremos seguir vigentes. Sabemos que no es sencillo aventurarse en el mundo de la innovación y es que se deben evaluar y tomar en cuenta una serie de aspectos antes de comenzar, pero al ejecutar ideas innovadoras se adquieren nuevos conocimientos y capacidades, que nos llevan finalmente a una transformación organizacional que abre puertas a trabajadores con mayor preparación, a empresas más dinámicas y, por sobre todo, a confrontar la incertidumbre con mejores herramientas.
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