Maestría Emocional, unos de los pilares fundamentales para desarrollar una empresa consciente

Para liderar efectivamente, es imprescindible reconocer que las emociones son una parte natural de nuestra experiencia humana, y expresarlas de manera saludable es un aspecto fundamental. Por ello, es necesario profundizar en nuestra "alfabetización emocional" y desarrollar "maestría emocional". En este artículo, exploraremos algunos conceptos clave para adquirir esta habilidad clave para ejercer liderazgo.

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¿Qué es emoción?

Como punto de partida, la palabra "emoción", en su origen, proviene del verbo latino "movere", que significa "mover", y en francés se traduce como "conmover". El ciclo natural de las emociones comienza con ese impulso interno de "conmover" (producir sentimientos) para luego, generar acciones.  Es decir, las emociones nos invitan al movimiento.  

Un manejo de emociones saludable respeta el ciclo básico de emoción – consciencia – reacción, es decir dejar que las emociones fluyan a través de nosotros, adquirir conciencia de lo que están produciendo en nuestro interior, para luego tomar una acción. Mientras más tiempo transcurre entre emoción y reacción, estás adquiriendo mayor conciencia y por tanto mayor habilidad en el manejo de las emociones.

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¿Qué es la maestría emocional?

“[Después de analizar 181 modelos de competencia en 121 organizaciones de todo el mundo] he descubierto que el 67%, dos de cada tres, de las habilidades consideradas esenciales para un desempeño efectivo eran competencias emocionales. Si se la compara con el coeficiente intelectual y la pericia, la maestría emocional es doblemente importante”

Daniel Goleman

La maestría emocional se define como “la habilidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones de manera efectiva”. Según el libro "La Empresa Consciente" de Fred Kofmann, para poder recorrer el camino hacia la maestría emocional, se requiere seguir cinco pasos fundamentales: la autoconciencia, la autoaceptación, la autorregulación, la autoindagación y la autoexpresión.  

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1. LA AUTOCONCIENCIA  

Cuando una emoción nos captura, estamos totalmente dominados por ella. No podemos percibir objetivamente esa emoción porque en ese momento nuestra mente no dispone de una parte que se mantenga consciente, que funcione de manera racional: ha sido avasallada por la emoción. En lugar de ser nosotros quienes tenemos la emoción, es ella la que nos tiene a nosotros.

Entonces, el primer paso para desarrollar maestría emocional consiste en reconocer y comprender nuestras emociones. Desarrollar la capacidad de saber lo que ocurre en nuestro interior, transformar estas emociones en un “objeto de observación”.

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2. LA AUTOACEPTACIÓN

El segundo paso para gestionar nuestras emociones es aceptarlas sin juicio. Es crucial comprender que nuestras emociones son respuestas automáticas que surgen sin nuestro control consciente. Necesitamos reconocer que todas las emociones son válidas y naturales, y permitirnos experimentarlas sin resistencia.

Esta actitud de aceptación nos ayuda a cultivar una relación más saludable con nosotros mismos y a ser más compasivos con nuestras propias experiencias emocionales. Juzgarnos por sentir una emoción sería equivalente a juzgarnos por sentir cansancio, hambre o frío. Simplemente, sentimos lo que sentimos, y lo mejor que podemos hacer es aceptarlo sin críticas ni autoexigencias.  

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3. LA AUTORREGULACIÓN

La regulación de las emociones implica responder ante estas emociones de manera consciente. Para canalizar esta energía, es fundamental reconocer, aceptar y comprender el origen de nuestras emociones. Aunque no podemos controlar directamente nuestras emociones, sí somos responsables de cómo elegimos responder a ellas.

Debemos escucharlas sin olvidar nuestra responsabilidad de actuar con integridad. Cuando desarrollamos esta disciplina, podemos aceptar plenamente lo que sentimos sin actuar en contra de nuestros valores.

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4. LA AUTOINDAGACIÓN

El cuarto paso nos invita a explorar nuestras emociones en profundidad. A continuación, una guía que nos permitirá reflexionar acerca de nuestras emociones:  

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5. LA AUTOEXPRESIÓN

Para pasar de la auto indagación a la autoexpresión necesitamos articular la historia que está detrás de la emoción. Estas son algunas preguntas útiles para hacerlo:  

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¿Cómo podemos expresar nuestras emociones de manera constructiva?

Para expresar nuestras emociones y transformarlas en acciones efectivas, podemos seguir esta fórmula:

Identifica la emoción (A): Reconoce y nombra la emoción que estás experimentando, como tristeza, frustración, alegría, etc.

Descripción de la situación (B): Explica la situación específica que ha provocado esa emoción, proporcionando hechos objetivos y observaciones concretas.

Interpretación o evaluación (C): Comunica cómo interpretas o evalúas la situación, qué significado le das y por qué te ha llevado a sentir esa emoción.

Expresa tu necesidad o deseo (D): Identifica la necesidad o el deseo subyacente que tienes en relación con la situación y lo que te gustaría que sucediera para satisfacer esa necesidad.

Hacer una solicitud (E): Formula una solicitud clara y específica basada en tu necesidad o deseo, solicitando una acción concreta que te ayude a abordar la situación de manera efectiva.

Por ejemplo: "Siento (A) enojo porque (B) rechazaste la reunión de trabajo que te agende la semana pasada. Creo que (C) para ti no es urgente ahora discutir en detalle los aspectos creativos del proyecto y se acercan nuestros plazos de entrega. Me gustaría (D) establecer un tiempo esta semana para que ajustemos estos detalles, porque no quiero atrasarme en el proyecto y es muy importante para mí cumplir con los tiempos que comprometimos con el cliente. ¿Te parece bien (E) que agende para este viernes a las 9.00 am?"

Esta fórmula te ayuda a expresar tus emociones de manera clara y constructiva, al tiempo que te permite identificar tus necesidades y hacer solicitudes específicas para abordar la situación de manera efectiva.

Esta fórmula nos ayuda a asumir responsabilidad emocional, evitando culpar a otros por cómo nos sentimos. Permite relatar los hechos objetivamente mientras reconocemos nuestros pensamientos y deseos subyacentes. Además, abre espacio para que nuestro interlocutor exprese sus propios sentimientos e interpretaciones. Concluye con un pedido formal, invitando a un compromiso claro y consciente.

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¿Por qué la maestría emocional es importante?

La maestría emocional ofrece una amplia gama de beneficios tanto en nuestra vida personal como profesional. Nos permite gestionar el estrés de manera más efectiva al brindarnos herramientas para regular nuestras emociones y mantener la calma en situaciones difíciles.  

En el ámbito laboral, la maestría emocional fortalece nuestras relaciones interpersonales al mejorar nuestra comunicación y nuestra capacidad para entender y empatizar con los demás. Esto contribuye a crear un clima laboral positivo, donde la colaboración y el trabajo en equipo mejoran. Asimismo, aumenta nuestra capacidad de liderazgo al permitirnos inspirar y motivar a los demás de manera más efectiva.

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